INFANCIA INCIERTA





Jefferson   no va a la escuela y no tiene tiempo para jugar, a juzgar por  su  apariencia no recibe  los cuidados apropiados y  se ha resignado a la negación absoluta  de ser niño.
Como él, hay cientos de niños  deambulando por las calles, mercados, ladrilleras y en vías como  la Tosagua – Chone,  cuya situación da la sensación de abandono y de seres humanos sin oportunidades para crecer fuerte de lo físico y lo emocional.
A veces hay realidades que están frente a nuestros ojos y no las vemos, como me ocurrió a mí, cuando    una amiga  me invito a realizar fotografías en un proyecto de socializacion sobre el trabajo infantil.








Si bien  se ha erradicado el trabajo infantil en los basurales,  en otros espacios públicos urbanos y rurales se impone con más fuerza ¡Y vaya! cómo son parte de la cotidianidad de esos lugares los vemos como algo normal, niños que trabajan descargando mercadería, transportando, vendiendo  o revendiendo  alimentos  de todo tipo.


No es difícil  imaginar todos los peligros  a los que están expuestos, ni  qué clase de trabajos  forzados están obligados a realizar, a veces inducidos por sus propios padres, unos por necesidad otros por cultura o costumbres, como ocurre en la zona rural.


El trabajo de los niños es actividad económica de supervivencia, unas veces remunerada, como en el caso de las ladrilleras, donde se les paga 1 dólar diario  y, en otras, una obligación ante sus padres. En algunos casos extremos son también maltratados, abusados  y  hasta prostituidos.
Estos niños tendrán más dificultades y menos oportunidades para enfrentar el futuro respecto al resto, pues han tenido que soportar  una responsabilidad que se escapa de sus manos; estos niños vuelven a repetir la historia de sus padres, ocupándose en labores para los que aún no están preparados física, psicológica ni mentalmente y que atenta contra sus derechos y libertades.

En una  mesa de trabajo con  el alcalde electo del cantón manabita Flavio Alfaro Eduardo Cedeño,  se llegó a la conclusión  que esta no es una cuestión de inversión económica, sino más bien de decisión política de las entidades públicas que tienen a su cargo el cuidado y desarrollo de la niñez y la adolescencia.
 El funcionario comprometió su predisposición para trabajar en el tema, especialmente en la zona rural, en donde se han detectado casos de trabajo infantil en actividades agrícolas, que se mantiene más por un aspecto cultural, pero que deja de serlo cuando las jornadas superan las 14 horas por semana.
Isabel Palma, es la coordinadora de este proyecto y le apuesta a la creación de los centros de atención que permita que los niños, hijos de usuarias de los mercados, tengan la posibilidad de mantenerse en un lugar alejado del entorno del trabajo de sus padres y madres, además para ofrecer a los menores la ayuda necesaria para que cumplan con sus tareas escolares.
Con este mismo cometido se realizará reuniones con otros alcaldes que enfrentan realidades similares. Por ejemplo en Portoviejo, capital de la provincia de Manabí, se cree que existen alrededor de 200 niños en calles y mercados. Es necesario identificar la problemática y articular acciones concretas con resultados, en busca de una solución a corto plazo.
Se prevé  en el  2015 reducir toda forma peligrosa de trabajo infantil en el corredor Manta – Montecriti – Portoviejo, y para el 2020 erradicar definitivamente esta práctica.

Mientras tanto, la falta de equidad en la infancia se manifiesta en un rostro, en el trabajo y la vida que tiene que enfrentar Jefferson. Sueño con que la próxima ocasión que vaya a Chone y lo encuentre lo vea con libros en la mano y me cuente las maravillas que tiene su cantón. 

GRANIZADOS

Granizados: sabores, colores y aromas de nuestro Manabí

Texto y fotografías de Celia López
No es novedad la inagotable variedad de bebidas refrescantes o espirituosas con las que cuenta Manabí. Bebidas muy populares para disfrutar en esta temporada playera, en la arena frente al mar y de las que podemos degustar en cualquier época del año, como una alternativa ideal para el paladar y la sed.
La preparación del granizado es una técnica y arte para darle sabor al hielo
La preparación del granizado es una técnica y arte para darle sabor al hielo
Los granizados los sirven de varios colores y sabores, una oferta variada es la clave del éxito de estos negocios ambulantes; triciclos multicolores de madera que recorren las ciudades, campos y ferias de pueblos.
Mientras miro preparar uno, estoy pendiente de la práctica, la creatividad e ingenio, y emocionalmente me alisto a degustar una las mejores y más refrescantes bebidas tradicionales y originales; aunque no es una bebida en la total extensión de la palabra.
Entre pedaleo y pedaleo, silbos sueños y anhelos quienes venden granizados cuentas que espera que el clima le sea favorable, que haga buen sol y mucho calor. Es su manera de ganarse la vida, se levantan muy temprano a comprar el hielo y el aserrín para que este no se derrita, mientras la familia en casa prepara los jarabes que le darán sabor a su vida.
Se pasan más de una década raspando su maqueta de hielo con un artefacto metálico, creando pequeños nevados que se convierten luego en deliciosas montañas de sabores.
Su estrategia de marketing al estilo urbano-rural aunque no lo crean es el buen humor y su don de gente, característica innata en los manabitas; cualidades que conspiran con las condiciones climáticas para asegurar su venta, su mayor estrategia de ventas es la conexión que logra con la gente, a las mujeres nos dice amorfinos y a los hombres les habla de futbol.
Una serie de jarabes y un toque de un dulce especial, le dan al granizado su característica imagen
Una serie de jarabes y un toque de un dulce especial, le dan al granizado su característica imagen
A quién no se le hace agua la boca al escuchar el chasquido sobre el hielo y ese rechinar de los dientes al masticar el hielo; descubrir el mejor sabor es muy fácil, basta con mirar la botella de jarabe que este más vacía, es el referente de la preferencia de su clientes.
Cuando nos da calor o sed seguramente pensamos en agua, soda, agüita de coco o una cerveza bien fría, pero esta vez le recomendamos un delicioso y tradicional refresco: un prensado o granizado, no solo que es económico, también los encuentran en su ruta de viaje o algunos sitios de todas las ciudades manabitas.
Cuando empiezan las clases, en las afueras de los colegios o escuelas incluso universidades que hasta hacen colas para comprarlos.
Pero si lo quiere probar ¡¡Ya!! En todo lugar sin falta encontrara o visite la ciudad de Rocafuerte que es uno de los lugares que tiene un local comercial, todos conoce el local de Vicente Ugalde quien desde 1954 los viene preparando igual. Les dejo la dirección: calle 30 de Septiembre y Eloy Alfaro.
Otros datos del granizado
Se lo conoce como “raspado” en México, Nicaragua y otros países de Sudamérica. En algunos sitios se les conoce como “snow ball” o “raspados”, en Venezuela también como “esnovol” o “cepillados”. En Puerto Rico y Nueva York se les llama “piragua”. En Santo Domingo se le llama “frío frío” o “guallao”; en todo caso como quiera que se llamen su preparación es similar y muy sencilla.
La historia da cuenta que el raspado apareció en la provincia de Guayas hace más de 90 años y se lo conoció como prensado.
¡Anímese! nada mejor que una refrescante bebida para mejorar la vida, compartir con amigos y familiares momentos de diversión inolvidables en Manabí que siempre tiene mucho que ofrecer.

DE RUTA MANABI


Bienvenida a las crónicas manabitas de Celia López

El territorio manabita es grande y no solo en su extensión, sino en la cantidad de poblaciones y ciudades, de caserios y pueblos de pescadores, con sus costumbres y culturas, con sus formas de vida en algunos casos inéditas y en otras que ya son parte del presente del Ecuador.
La intención de este blog es recabar esas historias y hacerlas visibles, contadas por sus propios actores.
Celia López, incansable en la búsqueda del espíritu de Manabí
Celia López, incansable en la búsqueda del espíritu de Manabí
Allí en ese gran territorio vive Celia López, mujer incansable en su intento de recorrer cada rincón de Manabí, con su cámara como su mayor tesoro, para tratar de captar esas imágenes que no todos podemos hacerlo en vivo.
Pero Celia tiene otro atributo que aflora en sus viajes: logra desarrollar la habilidad para encontrar las emociones que describen sus fotografías; con ella se destruye el precepto que una imagen vale más que mil palabras.
Se puede describir a Celia como “Insomne de la vida, miradora de la delgada línea entre la oscura madrugada y el inmenso amanecer”
Un adicional: lejos del centro de Portoviejo, Celia cuida y hace crecer a Café Toquilla, justamente en ese lugar es que nació Ruta Manabí, planificando al son de un café y unos copetines de currincho.
En Café Toquilla: María Inñes Arcentales, Zavala Ra, Celia López y José Eduadro Vélez
En Café Toquilla: María Inñes Arcentales, Zavala Ra, Celia López y JoseduVeliz
Con todo el aprecio damos la bienvenida Celia López para que sus fotos y palabras engalanen más este espacio, de esta vía que esta parte de la Ruta Manabí que de alguna manera todos esperamos y queremos recorrer.
Gracias Celia por tus aportes al presente de Manabí.

Sentir, vivir y saborear la esencia de Manabí

Sentir, vivir y saborear la esencia de Manabí


Contraste de colores al ocaso del Sol. Fotografía de Celia López - Café Toquilla
Contraste de colores al ocaso del Sol. Fotografía de Celia López – Café Toquilla
Manabí es un territorio que se deja conocer, lleno de paisajes urbanos y rurales, con identidades culturales que van desde la montaña, pasa por las ciudades, los valles, llega hasta los  puertos pesqueros y las playas.
Manabí, tierra con gente que tiene al trabajo como su mayor fortaleza, trabajo del que nace su forma de cocinar, de transmitir amabilidad, de convivir en sociedad y fortalecer sus lazos familiares.
Un viaje de turismo por esta provincia costera del Ecuador no va solamente por las playas o las ciudades, sino por el internarse en su cotidianidad sea en el campo con sus sembradíos o vida compartida con el ganado, o por las urbes, algunas con signos de modernidad y otras que mantienen su espíritu de ruralidad.
En cada casa, en cada negocio, en cada esquina, bajo algunos árboles, es posible encontrar historias de vida, de los sentimientos de un pueblo montubio, mestizo, pescador, migrante, de niños y jóvenes, de ancianos que aun cuentan cuentos.
Miles de kilómetros en vías cruzan Manabí, por las ciudades por los campos, para carros, camiones, mulas y burros, de senderos por los que se camina hacia las tabladas, hacia las fincas que parecen perdidas en la historia, donde vive gente que sonríe y ofrece sin restricciones o un café o un vaso de agua fresca.
Las aguas del Océano Pacífico bañan extensas playas, desde las que miles de pescadores salen a sus jornadas y en tierra firme se quedan sus familias a la espera de su regreso de alta mar. Muchas horas o pocas horas, son momentos para conversar y analizar la vida desde una filosofía no escrita, no estudiada pero que nace de la vida diaria. Llegan los navegantes con su carga y la playa se convierte en una actividad de amistad, familiar, en todo cada uno sabe el trabajo que debe hacer, con gritos o silencios.
Y así, cientos de escenas de un Manabí que tiene miles de historias, que no se puede, no se debe, juntarlas y meterlas en una sola alforja, pero que si puede resumirse en una sola expresión: esencia de mi tierra.
Justamente, este blog nace con esa intención, de contar las historias que nacen en Manabí, de relatar viajes que motiven otros viajes, que dejen huella para el futuro sobre la vida de su gente, de la viene y se va, de la que llega para recorrer y conocer, para maravillarse con lo que está allí y no siempre se lo mira.
Esta es una invitación para sentir, vivir y saborear la esencia de Manabí. Bienvenidos.

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