EL CHIGUALO

El chigualo, cuando se le pide permiso al niño Dios


FUENTE; EL UNIVERSO WILMAN ORDOÑEZ...FOTOS     ARCHIVO CHIGUALO PICOAZA 


Wilman Ordóñez Iturralde, Especial Para El Universo | Director de la Fundación Retrovador
EL Ecuador desde Adentro
A las 12 de la noche del 24 de diciembre, hora mágica cuando nace el niño Dios, en el recinto El Juncal, diez minutos arriba de Tosagua-Manabí, doña Angelita Mejía, de 60 años, invitará a los presentes amigos, padrinos (priostes) y familiares a “chigualear”. Antes habrá rompope y mistelas a falta de chicha de maíz que era lo común.

El chigualo es el canto-juego-baile que con mucha incidencia amatoria y de “acotejamiento” practican y profesan en Navidad los habitantes montubios de esta singular y peculiar provincia (chola-montubia).

En el chigualo, el eje principal es la sala, cuyos primeros versos para iniciar el juego es el permiso que se le solicita al niño Emanuel (nombre bíblico) o Manuelito (dado en Manabí), que se encuentra ubicado en el pesebre que recordamos como nacimiento:
Permiso niñito/
que voy a jugar/
con todo respeto/
en frente e’su altar/
En algunos recintos o caceríos apartados, es común observar cómo “tapan la cara del niño” para luego, paganamente y a pretexto del nacimiento, jugar, bailar, enamorarse y beber. En otros lugares como el caso de Garrapatilla (en Chone), se juega a “la escondida del niño” antes de cantar chigualos.

Ocasionalmente primero bailan y después vienen los juegos. Lo que no faltan son los guitarristas y un calabazo que lo hacen sonar como güiro. Antaño se acompañaban las canciones con bandolinas. Doña Angelita Mejía nos explicó que luego del primer chigualo en su casa, cada noche, a partir de las 18h00, desde el 25 de diciembre hasta el 6 de enero, cada vecino organiza la misma festividad sin distingo social o económico, siendo el chigualo la fiesta más célebre después de la patronal, donde todos participan y se reconocen culturalmente; festividad donde los niños no participan o son enviados por sus padres a dormir. Los menores solo comparten el inicio, es decir el “canto a lo divino” y luego desaparecen quizás a jugar el corro infantil.

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