Entre agosto y octubre, se vivieron eventos culturales novedosos en Manabí, bien traídos para refrescar la memoria y para pensar en serio la gestión cultural y el futuro de esta para el país, en el oscuro tema del Código Orgánico de Cultura y Patrimonio donde peligran las Casa de la Cultura matriz y sus núcleos.
La Casa de la Cultura Ecuatoriana Núcleo de Manabí Eloy Alfaro, realizó el Primer Simposio de Literatura Manabita, evento que revivió la actividad cultural de la provincia junto a otros eventos casi simultáneos: la primera edición del Festival Internacional de Poesía Manta Mar de Letras, con subsedes en Calceta y Santa Ana, organizado por la Universidad Laica Eloy Alfaro y el tercer Encuentro Internacional de Poetas del Centro Cívico de Ciudad Alfaro, en Montecristi. Como vemos Eloy Alfaro da para todo, tres estamentos con su mismo nombre tan distanciados por los mismos egos. Señores y señoras, deberían dedicarse a hacer sus cosas en el estricto sentido de su concepto. Festivales sin festividades, eventos sin eventualidades, recitales sin recitaciones, simposios sin poses. Alfaro se los agradecería de todo corazón.
También se le ha dado un enfoque académico a los eventos culturales, mucho cuidado, lo académico es elitista, la cultura, holística, cuando se mezclan corren peligro las minorías. Los nuevos artistas manabitas pueden en este momento estar lustrando botas, pintando un graffiti o preparándose para el concierto de rock de esta noche. Están dentro de la minoría sin encontrar espacios para desarrollarse.
Por otro lado, lejos de la institucionalidad, Portoviejo ha visto nacer al Club Cultural La Caleta, un grupo de activistas culturales jóvenes, que le apuestan a una ciudad que no encuentra espacios para disfrutar de cine independiente, conciertos, recitales poéticos, exposiciones fotográficas y de artes plásticas.
Pero ustedes dirán que la Casa de la Cultura ofrece lo mismo, yo les digo que sí, ofrece conciertos, recitales poéticos, exposiciones fotográficas y de artes plásticas, claro, entre condecoraciones y otorgamiento de títulos masivos, al punto de que el público no distingue cuál es el evento principal de la velada y cuál es el intermedio. Me a tocado en un mismo acto, dar un recital y asistir a la condecoración de mi vecino.
Lo que se hace en La Caleta, que funciona en el antiguo Annys Club, es una lección para las instituciones que hacen gestión cultural, dan al público lo que ofrecen, sin más ni menos. En octubre manejaron una agenda variada, lograron una concurrencia de más de 300 personas. Están generando público, esto aporta muchísimo a Portoviejo en la construcción de una identidad. Quienes hacen este Club Cultural deben darse cuenta de aquello, tienen una responsabilidad inmensa con la ciudad y mucho que aprender.
Nosotros, los consumidores de cultura, también tenemos que aprender, desaprendiendo primero, modelos de ‘gestión cultural’ que a pretexto de ser solemnes y populares, son repetitivos y cansones.
http://ernestointriago.wordpress.com/2014/11/17/la-gestion-cultural/