AMANTE

Mi adorada Manuelita:
Mi amor: tu hermosa carta del 1 de mayo y la perentoria del 3, me han hecho reflexionar en todas las circunstancias que nos afectan mutuamente. Añoro que en estas tierras no estés a mi lado, disfrutando de encuentros gloriosos con quienes premiaron al genio de mi Proyecto de Constitución Política del 16 de mayo, sobre la creación de la nación Bolívar.
Aquí todo es alegría, pues con recibirme con arcos triunfales y conducirme bajo palio, engalanan mi vanidad que no es otra que la satisfacción de ver cumplidos mis anhelos de crear una quinta República; quedando constituida por las cuatro provincias de Chuquisaca, Charcas, La Paz, Potosí y Cochabamba. Esto es mi vivo interés, para que no conste en parte de la nación Argentina, por lo del pronunciamiento del año 10, ni del Perú, que es otra a la cual perteneció.
Sé, mi amor, que en esto no hay otra cosa que los ensueños de tu maravillosa imaginación. No te mortifiques más. Tu corazón venturoso debe empeñarse con inquietudes que sólo son los hechizos fatuos de la incomprensión de tu marido. Relegaría con gusto todo lo que aquí acontece, con el torbellino que mi pasión ansía invadir tu intimidad y la mía.
Mi agradecimiento es a todas tus atenciones y desvelos que llegan en procesión de sucesivos cariños, delicias y cuidados, que hacen sentir pobre mi descomedida actitud, que es sólo por la fuerza de mis obligaciones aquí. Sí, perdóname. A partir de hoy, dedicaré un poco de tiempo a esta agradable tarea de escribirte.
Tu amante,

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