Vale más un grano de cebada que un hombre ansioso en espera del amor! Porque este es un derecho de nostalgia. Yo, que me jacto de tranquilo, ¡Estoy en penumbras de mi desasosiego! Sólo pienso en ti, nada más que en ti y en todo lo que tienen de deliciosas tus formas. Lo que siempre está en mi mente atormentada por tus bellos recuerdos, es la imagen de lo que imagino en perenne fervor de tu amor y el mío.
¡Tú solamente existes en el mundo para mí! Tu prístina pureza y rocío tutelar es como un ángel que da ánimo, necesario para mis sentidos y mis deseos más vivos. Por ti sé que voy a tener la dicha inmensa de gozar los placeres de este y del otro mundo (el del amor), porque desde el principio supe que en ti existe todo lo que yo ansío en mis más caros anhelos.
No tildes mi actitud de indiferente y poco detallista, al igual que falta de ternura. Mira que esta distancia, de un sitio a otro, de que tú y yo estamos, sólo sirve para alimentar en mayor escala el fuego creciente de nuestras pasiones. Al menos a mí, me aviva la delicia de tus recuerdos.
Olvida esa catarata de inválidas sospechas sobre mi fidelidad hacia ti, que sólo van a envejecer tu ánimo y descarriar tus buenos deseos. Recapacita en todo lo que tú no puedes negarme, aun a través de la distancia, y hazlo por mi veneración hacia ti.
Contéstame, al menos esta, que lleva la fiebre de mis palabras. Ya me cansé de hacerlo yo sin tus respuestas.
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